o más destacable de este elemento patrimonial, debido a su antigüedad, es el escudo que pone broche a esta obra arquitectónica, situándolo en su fachada principal como ornamento más destacable. La fachada guarda ciertas líneas del neobarroco, pero con la influencia del momento ecléctico, que sin lugar a dudas le confirió Justo Millán en el inicio de su construcción a través de su diseño.
Pintados de blanco roto, y blanca su decoración, se ven la planta baja y los dos pisos de los que consta el edificio. Catorce huecos hacen las distintas ventanas y el balcón corrido que lo preside, con frontones rectos que alternan con curvos. Los tres que decoran el mencionado balcón, cortados, algunos, por círculos que los coronan.
En su parte más central y culminando la fachada, destaca la presencia de un antiguo escudo de la villa, trasladado desde su antigua ubicación en el Pósito del Trigo, cuando fue demolido en 1943 y que se ubicaba en la calle del Barco-Cánovas del Castillo.
En su interior, una escalera de mármol que da acceso al piso superior, barandilla dorada y escudo al final de la escalera, compiten en belleza con las dos vidrieras de colores que están colocadas a ambos lados