Periodista, escritor, abogado, comediógrafo, traductor y adaptador de obras teatrales, director de editoriales e historiador, Pedro Massa Pérez fue considerado el decano de los corresponsales de prensa en el mundo y uno de los grandes del periodismo español. El Grupo de Literatura La Sierpe y el Laúd ofrece unas notas para una biografía, aún inexistente, de este ciezano nacido en la calle Larga que se convirtió en el primer profesional en reunir los premios periodísticos Mariano de Cavia (1933) y Luca de Tena (1936).
Para hacer rubio al moreno hay tintes, pero no los hay para hacer periodista al que no lo es. El periodista tiene vocación o no la tiene. Y si no la tiene, no hay carrera que se la dé. Tiene que curtirse en el oficio, y ha de morir en él pensando que aún no lo sabe todo. Pedro Massa es un ejemplo, sin ir más lejos, que provoca una inmediata adhesión: tal vez sea su temperamento periodístico; tal vez sea ese ardor propio de los hombres arañados por la adversidad; tal vez sea su tolerancia sin límites. Era un ser humano de una inteligencia y de una clarividencia absolutas.
Recién cumplidos sus 38 años, en 1933, ya había ganado un premio Mariano de Cavia por su artículo ‘Sardana en la montaña y sardana en la ciudad’. Tres años después recibiría el premio Luca de Tena por ‘Juguetes’, siendo el primer profesional que obtenía ambos galardones concedidos por el diario ABC. También llegaron más reconocimientos, entre ellos, la Cruz de la Encomienda de Isabel la Católica de manos del rey Juan Carlos I en 1977. Cinco años más tarde recibía también la Encomienda de Número de la misma orden. Él fue el gran periodista español, tan audaz, tan desmesuradamente brillante.
Con tan solo 17 años publicaba su primer libro ‘Realidades y ensueños’ dedicado a personajes relevantes de la sociedad ciezana de su tiempo. Estudió abogacía en Murcia y Madrid y comenzó su fecunda actividad periodística en los diarios El Liberal, Crónica y ABC, manteniendo sus colaboraciones literarias con semanarios murcianos y ciezanos de la época. Transitó con enorme acierto la prensa y dominó como pocos el uso del lenguaje y tuvo una personalidad literaria fuera de lo común. Republicano, en 1933, fue designado por Manuel Azaña gobernador civil de Huesca, abandonando España en plena guerra civil para exiliarse a Argentina.
Vivía retirado desde que en 1981 cumpliera cuarenta y cinco años como corresponsal del diario ABC en Buenos Aires y América del Sur. También escribió en otros periódicos bonaerenses como La Prensa y La Nación, defendiendo con ahínco la cultura española en todas sus manifestaciones y vertientes. Descansaba pues de una trayectoria profesional tan internacional y fructífera como llena de sacrificios, premios y reconocimientos. Abarcó un registro sumamente diverso de retos profesionales como escritor, comediógrafo, traductor y adaptador de obras teatrales, director de editoriales e historiador.
Cuando murió Massa en Buenos Aires el 21 de septiembre de 1987, su viuda y su hija recibieron las muestras de pésame de amigos, colaboradores y representantes de asociaciones de la colectividad española y del mundo cultural y literario de la capital argentina. Dijeron los periódicos que el decano de los corresponsales de prensa en el mundo falleció a consecuencia de una afección cardio-respiratoria. Nueve años después de su muerte, el Ayuntamiento de Cieza dio su nombre a una calle de la ciudad. Cabe recordar que alivió la nostalgia por su pueblo natal regresando al menos en cinco ocasiones.
El periodista ciezano, muy respetado y querido entre la sociedad bonaerense, labraba la amistad, y tenía muchísimos amigos. Y es que conoció y trató a todos los compatriotas que pasaron por este país Ramón Gómez de la Serna, Clara Capoamor y Claudio Sánchez Albornoz. Además, ejerció como promotor y directivo de algunas de las más importantes instituciones españolas en Argentina como por ejemplo la Asociación Española Patriótica. Fue uno de los más firmes y apasionados representantes de la cultura española en Hispanoamérica, donde ejerció con singular brillantez no solo el periodismo sino también la literatura y el ensayo.
Para elaborar esta reseña ha sido necesario rebuscar en su esquiva biografía hasta levantar acta de una existencia apasionante, no solo por la polifacética personalidad de este ilustre ciezano sino por los destellos brillantes de un periodista consecuente con su forma de ver el mundo y de vivirlo. Pero valga este breve artículo para recordarlo, y La Sierpe y el Laúd, como grupo literario ciezano, tiene a bien referir algunos de sus muchos méritos profesionales y literarios. En su haber tiene un póker de obras maestras: ‘Espíritu y color de España’, ‘Murillo’, ‘Esta España inagotable’ y ‘Españoles’. También dirigió la revista Hispania.
Para Massa, el periodismo debía ejercerse con vigor. Era un defensor de la calidad y de la cultura como valores diferenciadores de los periódicos. No solo fue periodista, sino que reivindicó el papel del periodista. A todos los que trabajaron con él dejó una huella enorme. Sobre él dejó escrito Julián Marías en el prólogo de una de sus obras: “Ese apetito vital que ejerce sin preocuparse demasiado en reivindicarlo”. También dijo que “al volver los ojos hacia España, Massa se siente en franquía frente a los temas y aspectos, próximos, remotos, ilustres, menudos, entrañables y divertidos. Por eso nos da una España tridimensional, con olor y sabor, de excepcional riqueza”.
En palabras de Martín Prieto, “tuvo la rara modestia de calificarse a sí mismo como autoexiliado y jamás se enzarzó en las peleas ultramarinas entre rojos y nacionales; gozaron de su amistad desde comunistas hasta falangistas en tanto en cuanto fueran hombres de bien. Republicano cabal, le vimos por última vez con vida en la embajada de España: ya muy viejito y con dificultades para caminar sin ayuda, se tomó la molestia de no rechazar una invitación oficial para festejar el santo del Rey. Fue un gran hombre, frustrado, como tantos, por el cainismo español, pero tocado por la gracia de los que desconocen la miseria del rencor”.
Pedro Massa Pérez tiene, sin duda, un sitio en la historia del periodismo español, al haber sido capaz de desplegar, con una tenacidad inusual, una trayectoria profesional sobresaliente. La vida de uno de los periodistas españoles más grandes de todos los tiempos se apagó definitivamente en vísperas de la primavera austral de hace diecisiete años. Queda su legado, que fue creciendo en la adversidad del exilio. Una obra total, forjada con rigor y sin concesiones. Se trata de un personaje imprescindible para Cieza que ha de ser recordado como un periodista y escritor de gran talento.
(Texto de Pascual Gómez Yuste)